martes, abril 19

SANTUARIOS PARTE I

"EL SANTUARIO"
Memoria, presencia y profecía del Dios vivo

PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PASTORAL DE LOS EMIGRANTES E ITINERANTES
Introducción
1. Sentido y finalidad del documento
«Todos los cristianos están invitados a tomar parte en esta gran peregrinación que Cristo, la Iglesia y la humanidad han recorrido y deben seguir recorriendo en la historia. El santuario hacia el cual se dirigen debe convertirse en "la tienda del encuentro", como la Biblia denomina el tabernáculo de la alianza» (1). Estas palabras relacionan directamente la reflexión sobre la peregrinación (2) con la que se realiza sobre el santuario, que es normalmente la meta visible del itinerario de los peregrinos: «Con el nombre de santuario se designa una iglesia u otro lugar sagrado al que, por un motivo peculiar de piedad, acuden en peregrinación numerosos fieles, con la aprobación del Ordinario del lugar» (3). En el santuario, el encuentro con el Dios vivo se propone a través de la experiencia vivificante del Misterio proclamado, celebrado y vivido: «En los santuarios se debe proporcionar abundantemente a los fieles los medios de salvación, predicando con diligencia la palabra de Dios y fomentando con esmero la vida litúrgica principalmente mediante la celebración de la Eucaristía y de la penitencia, y practicando también otras formas aprobadas de piedad popular» (4). Así, «los santuarios son como hitos que orientan el caminar de los hijos de Dios sobre la tierra» (5), promoviendo la experiencia de convocación, encuentro y construcción de la comunidad eclesial.

Estas características valen especialmente para los santuarios surgidos en Tierra Santa en los lugares santificados por la presencia del Verbo Encarnado y pueden reconocerse, en particular, en aquellos consagrados por el martirio de los Apóstoles y de cuantos testimoniaron la fe con su sangre. Además, toda la historia de la Iglesia peregrinante se puede ver reflejada en numerosos santuarios, «antenas permanentes de la Buena Nueva» (6), vinculados a acontecimientos decisivos de la evangelización o de la vida de fe de pueblos y comunidades. Cada santuario puede considerarse portador de un mensaje preciso, puesto que en él se vuelve a presentar, en el momento presente, el acontecimiento originario del pasado que sigue hablando al corazón de los peregrinos. En particular, los santuarios marianos ofrecen una auténtica escuela de fe con el ejemplo y la intercesión maternal de María. Testigos de la múltiple riqueza de la acción salvífica de Dios, los santuarios son también en la actualidad un don inestimable de gracia a su Iglesia.
Por ello, reflexionar sobre la naturaleza y la función del santuario puede contribuir de manera eficaz a acoger y vivir el gran don de reconciliación y de vida nueva que la Iglesia ofrece continuamente a todos los discípulos del Redentor y, a través de ellos, a la familia humana. De aquí se deduce el sentido y la finalidad del presente documento, que quisiera hacerse eco de la vida espiritual que brota en los santuarios, del compromiso pastoral de quienes en ellos desempeñan su ministerio y de la irradiación que ellos tienen en las Iglesias locales.
La reflexión que sigue es sólo una modesta ayuda para apreciar cada vez más el servicio que los santuarios prestan a la vida de la Iglesia.