
Cada uno se une al único y verdadero intérprete y representante de Jesucristo en la tierra.
Esculturas y pinturas exaltan la fe de los creyentes.
Las artes ennoblecen al hombre y humanizan a Dios y el arte trajo al pueblo el sentido de libertad como el más profundo placer.
Debemos ser templos del Espíritu Santo sustentados con una fe sencilla.